Un desengrasante para el uso en talleres de distintos rubros, que nazca de los residuos que se generan a partir de la leche utilizada en el proceso de elaboración de quesos u otros productos lácteos. Ese es el objetivo del Ipet 263 “Dr. Bernardo Houssay” de la ciudad cordobesa de Las Varillas.
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Las Varillas. En una escuela local trabajan en transformar desechos de suero de leche en desengrasantes para talleres. (Gentileza Ipet 263)

La idea está en marcha y el primer uso se dará en los talleres que el centro educativo posee. Pero en la institución no se quedan en eso: buscarán utilizarlo además en los talleres de esta ciudad del departamento San Justo, ubicada en una región tambera productora de leche.

En su proyecto, la escuela varillense informó que alrededor del 90% del total de la leche utilizada en la industria quesera es eliminada como lactosuero, el cual, en ocasiones, es vertido en corrientes de agua. Se trata de uno de los mayores contaminantes de este tipo de industria.

“El 34% de la producción de leche en nuestro país se destina exclusivamente a la obtención de quesos, actividad realizada por el 70% de las empresas lácteas y más del 90 de las Pymes del sector, siendo el lactosuero el principal subproducto”, explicó Birocco a La Voz.

Las Varillas. Docentes del Ipet 263, que trabaja en transformar desechos de suero de leche en desengrasantes para talleres.

Según las estimaciones que los docentes realizan, de miles de toneladas anuales de suero líquido generadas por empresas pequeñas o medianas, poco se destina a la obtención de lactosa y derivados proteicos y, aproximadamente, el 10% es transformado en suero en polvo.

“El porcentaje restante se desecha como efluente o se utiliza para la alimentación animal, ya sea por cuestiones de infraestructura, costos, desconocimiento o simplemente tradicionalismo”, indicó la docente.

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Centrado en la economía circular y el cuidado del medio ambiente, desde hace años el Ipet 263 trata de recuperar el subproducto suero generado a partir de la producción de quesos en las instalaciones de la planta piloto con que cuenta el colegio.

Los docentes explican que legalmente el vertido del suero como efluente al desagüe no es posible a raíz del deterioro ambiental que genera en cursos de agua, napas, suelos y aire.

Por este motivo, desde la escuela destacan que es una “excelente oportunidad” para recuperar ese desecho y transformarlo en recurso, haciendo reales y prácticos muchos contenidos vistos en las aulas.

“Técnicamente se propone a los estudiantes la investigación y la innovación a partir de este desecho. Las alternativas son varias, de diversa complejidad y finalidad, dando lugar así al desarrollo de algunas en función de los recursos y las posibilidades existentes”, detalló Birocco.

Las Varillas. En el laboratorio del Ipet 263 trabaja en transformar desechos de suero de leche en desengrasantes para talleres. (Gentileza Ipet 263)

CON CAPACITACIÓN

El proyecto apunta además a capacitar a docentes y estudiantes que conforman la especialidad “Industrias de los alimentos”, con el fin de potenciar el uso de nuevos recursos a partir de desechos.

Para ello se recibió una beca de la fundación sanfrancisqueña “Nicolás Losano” que les permitirá comenzar a desarrollar la iniciativa desde este año, con un interesante impacto en la comunidad local y regional.

Estas becas apuntan a impulsar el acceso a nuevas instancias de capacitación de profesionales del departamento San Justo.

El proyecto becado contempla una instancia de capacitación brindada por especialistas de la Fundación de Profesores y Amigos de la Escuela Superior Integral de Lechería (FUNESIL), de Villa María, para recibir asesoramiento sobre la obtención de lactosuero de quesería, su poder de contaminación y la factibilidad de reutilizarlo como insumo en diversas industrias.

También se llevará adelante una visita educativa a la empresa Arla Foods Ingredients, en la vecina localidad de Porteña, que posee una planta procesadora de suero de quesería fluido y concentrado, para la obtención de proteínas y lactosa. Y otra al Laboratorio de Hemoderivados de la Universidad Nacional de Córdoba, donde se llevan a cabo procesos de recuperación de proteínas a partir de plasma sanguíneo, mediante separación por centrifugado, diluciones y punto isoeléctrico.

La iniciativa también incluye la compra de equipamiento necesario para realizar las actividades.

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