La campaña 2022/2023 quedará en el recuerdo de todos los que están directa o indirectamente relacionados con el sector agropecuario. Una intensa sequía durante el verano pasado marcó su auge luego de dos años precedentes con precipitaciones por debajo de la media.
Hoy la lechería toma protagonismo en los portales porque se cierran los tambos, porque al tambero no le alcanza el precio, porque no le pagan lo que le tendrían que pagar. Y eso es porque la lechería no está armada como negocio”, explicó Maritano.

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En números macro, esta sequía generó pérdidas para los productores y el país en general cercanas a los 20 mil millones de dólares. Pero si hablamos de números, tenemos que recurrir a un informe recientemente publicado por el Grupo Cencerro, un conocido grupo de gestión agropecuaria que ya tiene injerencia en más de 200 mil hectáreas, no solo en Argentina, sino Uruguay y Paraguay.

Este grupo relevó lo acaecido durante este período entre sus clientes, y elaboró el informe mencionado, donde los resultados son llamativos. De acuerdo a los especialistas, el sector que mejor atravesó la sequía y el contexto climático adverso, en rentabilidad, fue la lechería.

Lo llamativo del resultado tiene que ver con que la producción de leche viene siendo golpeada con recurrentes crisis productivas, donde se evidencia una concentración en manos de tambos más grandes, problemas con los precios de las materias primas que necesitan para hacer litros de leche, como los desfasajes que generaron las repetidas ediciones del Dólar Soja, y los precios a la industria, que no acompañan a esos costos. Sumado a eso, el sector lechero atraviesa una crisis generacional que lleva a muchos tamberos a replantearse si seguir haciendo lo que saben, o cerrar y alquilar sus tierras a la agricultura.

Es que aun con ese escenario, el Grupo Cencerro afirma que la lechería estuvo mejor en este último tiempo que la agricultura. “En la 22-23 el tambo fue uno de los mejores negocios del sector agropecuario. Es así por los resultados positivos que se vieron en las empresas con las que trabajamos, sobre todo comparándolo con lo que fue la agricultura”, explicaron los especialistas.

Además, los elaboradores de este detallado informe explicaron: “De las distintas empresas lecheras donde realizamos un seguimiento mensual durante la última campaña, en ningún mes se visualizaron márgenes brutos negativos. Cabe recordar que esto se dio así incluyendo el fuerte impacto que tuvo el dólar soja en los costos de alimentación. Si hablamos de precios, el contexto fue bastante favorable. El valor en dólares se mantuvo por encima de los precios históricos, en esto jugó un rol importante el tipo de cambio oficial retrasado con respecto a la inflación y a la evolución del tipo de cambio paralelo”.

Como resumen de esta primera premisa, Cencerro subraya que esta cadena productiva viene consolidando en las últimas campañas “una tendencia de ser un negocio rentable para las empresas siempre que se mantengan los parámetros productivos eficientes”.

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Entonces tenemos que remitirnos a la agricultura y la ganadería, aquellos que según los gestores luego del análisis de rentabilidad, la pasaron mal, o al menos peor que la lechería.

En el caso de la agricultura, “Los cultivos han arrojado rindes muy por debajo de lo que se venía dando en campañas anteriores donde los números fueron realmente buenos. La realidad marca que las rentabilidades de los productores agrícolas, en su mayoría, han sufrido un golpe en este tiempo”, explican los gestores, nada nuevo, pero ahora podemos analizarlos en números:

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Como sucedió con la agricultura, la sequía ha tenido su grado de influencia en los malos resultados que se han logrado en la ganadería, sobre todo con la cría, donde se vieron algunas bajas en los porcentajes de preñez.

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“Haciendo una comparación con la campaña 21/22, el precio en dólares del ternero se ha derrumbado en el último tiempo. Este resulta un indicador clave para afirmar que no ha sido un buen año para la cría. La sequía se encargó de dejar a muchas zonas productivas con menores índices de preñez y destete a lo que estábamos acostumbrados e incluso, en algunos lugares, afectó produciendo mortandad de hacienda”, informaron los gestores.

Además, agregaron que más allá de la cuestión climática, el mal año para la cría corresponde en mayor porcentaje a la desvalorización ocurrida en la relación dólar-kilogramos. “Actualmente se encuentra en valores por debajo del promedio de los últimos 10 años. Con la foto al 30 de Junio de este año, se ven pérdidas mayores al 30% en el valor de la hacienda. La pérdida patrimonial es muy importante”.

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