Carlos Castillo, un productor local, explicó que la escasez hídrica no solo compromete la alimentación del hato bovino, sino que también incrementa los costos operativos, obligando a comprar insumos a precios elevados. En este contexto, los apoyos gubernamentales —aunque valorados— resultan insuficientes frente a la magnitud del desafío climático.

El productor destacó que algunos programas de asistencia han llegado a la región, principalmente en forma de pacas y suplemento alimenticio, lo que permitió contener parcialmente la crisis. Sin embargo, la falta de continuidad y volumen en estas ayudas limita su impacto real sobre la estabilidad productiva del sistema lechero local.

A pesar de las adversidades, los ganaderos de Camargo siguen apostando por la actividad, conscientes de su importancia estratégica para el suministro nacional de leche. La resiliencia de estos productores se sostiene en la experiencia, la colaboración entre pares y el compromiso con el desarrollo rural, aunque demandan mayor articulación institucional y políticas de largo plazo.