La principal ventaja de la Leche del Bienestar radica en su costo subsidiado, lo que la hace altamente accesible frente a los precios de mercado. Esta diferencia es crucial en la canasta básica familiar, permitiendo que hogares con recursos limitados puedan mantener una nutrición adecuada. La comparación de precios resalta el impacto social del programa y su rol en la seguridad alimentaria del país, especialmente en un contexto de inflación.

Mientras que las marcas de leche tradicionales operan bajo lógicas de mercado y costos de producción más elevados, la Leche del Bienestar prioriza el acceso y el beneficio social. Esto no significa una menor calidad, ya que el programa se adhiere a estándares nutricionales y sanitarios. Es un modelo que busca equilibrar la oferta de productos lácteos de calidad con la capacidad económica de las familias, demostrando el compromiso del gobierno con la salud pública.

Para los productores de leche y la agroindustria, la existencia de un programa de esta magnitud, como la Leche del Bienestar, representa una demanda estable y un canal de comercialización asegurado para una parte de su producción lechera. Aunque los precios de compra a los productores para este programa pueden ser diferentes a los del mercado abierto, el volumen y la constancia de la demanda son factores estabilizadores para la economía láctea nacional.