LICONSA, al ser un comprador gubernamental con fines sociales, ofrece a los productores de leche condiciones de venta que a menudo son más estables y predecibles que las del mercado abierto. Esto es particularmente atractivo en un sector que puede ser volátil, brindando una base de seguridad económica para las granjas lecheras. La alta demanda por formar parte de sus proveedores subraya la importancia de este programa como un pilar para la economía láctea de muchos productores.

La existencia de una lista de espera sugiere que, aunque hay un gran número de productores de leche interesados en el programa, la capacidad de LICONSA para adquirir más volumen está limitada, ya sea por presupuesto, infraestructura o logística. Esto plantea un dilema: cómo equilibrar la necesidad de apoyar a más productores con la eficiencia y el alcance del programa de leche subsidiada sin afectar a la producción lechera que ya está comprometida.

Para el sector lácteo y los analistas, la situación de LICONSA es un termómetro del estado de la producción de leche en México y de las necesidades de los productores. Si bien es deseable que más productores se beneficien de programas estables, también es fundamental que el mercado abierto ofrezca condiciones rentables para evitar una dependencia excesiva de los esquemas gubernamentales. La agroindustria debe buscar un balance que fomente la sostenibilidad.