La diferencia de precio se explica por la forma en que el programa gestiona la cadena de valor. El gobierno, a través de sus agencias, compra la leche cruda a los ganaderos a un precio de garantía, lo que les asegura una rentabilidad y fomenta la producción nacional. Posteriormente, el gobierno asume los costos de pasteurización, fortificación, envasado y distribución. Este modelo de subsidio directo es lo que permite que el precio final para el consumidor sea tan bajo, sin presionar los márgenes de los productores.

El programa “Leche del Bienestar” no solo beneficia a los consumidores, sino que también fortalece la economía lechera del país. Al garantizar un mercado para la producción, el gobierno reduce la incertidumbre de los productores y los motiva a invertir en la mejora de sus granjas y en la calidad de la leche. Este es un ejemplo de cómo una política social puede ser un motor de desarrollo para un sector productivo, creando un círculo virtuoso de crecimiento y bienestar.

Además del apoyo económico, el programa tiene un enfoque social muy marcado. La leche está fortificada con vitaminas y minerales esenciales, lo que contribuye directamente a la nutrición de los beneficiarios. El bajo costo del producto incentiva su consumo regular, lo que ayuda a combatir problemas de salud relacionados con la desnutrición en la población más vulnerable. La inversión en este programa es, en esencia, una inversión en la salud pública.