Uno de los principales desafíos que enfrentan los ganaderos de Yucatán es la falta de rentabilidad. Los altos costos de los insumos, como el alimento para el ganado, y los bajos precios que se pagan por la leche cruda y la carne, han reducido drásticamente los márgenes de ganancia. Esto hace que sea cada vez más difícil para los productores invertir en la modernización de sus granjas, lo que a su vez frena el aumento de la producción y la mejora de la calidad. Es un círculo vicioso que debe romperse con apoyo y políticas efectivas.

Además de los desafíos económicos, la ganadería de Yucatán también enfrenta problemas de infraestructura y logística. La falta de acceso a centros de acopio cercanos y la dificultad para transportar los productos lácteos en las altas temperaturas de la región hacen que los productores pierdan control sobre la cadena de suministro y se vean obligados a vender a intermediarios. Este problema de infraestructura es un obstáculo que frena la formalización y el crecimiento del sector lácteo y el consumo local.

La resiliencia de los ganaderos es notable. A pesar de las dificultades, muchos están buscando alternativas para diversificar sus ingresos, como la producción de quesos artesanales y otros productos lácteos de valor agregado. Este enfoque, aunque no es una solución definitiva para los problemas estructurales, demuestra la capacidad de adaptación de los productores y el potencial que tiene la industria láctea de la región para generar crecimiento y prosperidad si cuenta con el apoyo adecuado.