El robo de ganado es un delito que ha aumentado en los últimos años en México y que ha afectado a la producción lechera y de carne. Los delincuentes se llevan a las vacas, que son el principal activo de los productores, y las venden en el mercado negro. El valor de cada vaca es muy alto, y su pérdida puede significar la quiebra para una familia ganadera que vive de la leche que produce su ganado. La inversión de los productores en manejo del ganado, nutrición y sanidad animal se pierde en un solo robo.

Además de los desafíos económicos, el robo de ganado también tiene un impacto en la salud y el bienestar animal. El ganado robado a menudo es transportado en condiciones inhumanas, lo que puede causarles enfermedades y estrés. Los productores, que cuidan a sus vacas con mucho esmero, sufren emocionalmente por la pérdida de sus animales. La inseguridad en el campo es un problema que afecta a toda la cadena de suministro, desde el productor hasta el consumidor final.

La situación en Calpulalpan es un llamado a la acción para que el gobierno y las organizaciones de productores colaboren en una estrategia que combata el robo de ganado. Se necesita una mayor presencia policial en el campo, una tecnología de rastreo de los animales y un marco regulatorio que penalice con mayor severidad a los delincuentes. La seguridad en el campo es un pilar fundamental para el desarrollo del sector agropecuario y para la rentabilidad de los productores.