La fábrica de Askeaton producía fórmula láctea premium para bebés chinos hasta que el gigante decidió trasladar operaciones.
La planta de Nestlé en Askeaton, Irlanda, se convirtió en víctima del ambicioso plan de autosuficiencia láctea de China, dejando a más de 540 trabajadores sin empleo en una comunidad de apenas 1,100 habitantes. Los hombres y mujeres que elaboraban la costosa leche de fórmula para bebés chinos en una fábrica de Askeaton, una pequeña localidad del condado irlandés de Limerick, al suroeste del país, habían contribuido a cambiar la suerte de un lugar largamente olvidado. La fábrica, considerada “la joya de la corona” de Nestlé para el mercado asiático, procesaba leche premium destinada exclusivamente a familias chinas dispuestas a pagar precios elevados por productos importados.
El cierre oficial fue justificado por el colapso demográfico chino, aunque los residentes locales sospechan motivaciones estratégicas más profundas. Nestlé había achacado el cierre de la fábrica a la disminución de la demanda de sus fórmulas infantiles en China, donde la tasa de natalidad se desplomaba. Citó una drástica caída de los nacimientos a nueve millones en 2023 frente a los 18 millones de 2016. Sin embargo, la comunidad cuestiona esta narrativa, señalando que la compañía concentró excesivamente su producción en un único mercado, abandonando clientes tradicionales en Europa y Medio Oriente para enfocarse exclusivamente en China.
Las señales de transferencia tecnológica hacia China fueron evidentes años antes del cierre definitivo, según testimonios de trabajadores y productores locales. Los trabajadores intercambiaban anécdotas de los auditores chinos que visitaban cada año, y hacían preguntas detalladas sobre cada proceso de la planta. “Venían y se fijaban en las cosas más pequeñas”, observó Jimmy O’Donoghue, de 63 años, quien trabajó como operario general en la planta durante 30 años. Estos indicios sugieren que el interés chino iba más allá de la simple compra de productos, buscando absorber conocimiento técnico para replicar la producción localmente.
La cronología de eventos confirma las sospechas sobre el verdadero objetivo estratégico detrás del cierre irlandés. Un mes después del anuncio de que cerraría la planta irlandesa, en noviembre de 2023, Nestlé dijo que había obtenido la aprobación de instalar una fábrica en Suzhou, en el este de China, para elaborar y vender un producto similar al que había estado fabricando en Askeaton. Además, la multinacional modificó su discurso sobre el mercado chino, pasando de enfatizar el declive demográfico a afirmar que China “sigue siendo el mayor del mundo” por el número absoluto de nacimientos, revelando contradicciones en su narrativa oficial.
El impacto económico en Askeaton trasciende las cifras de empleo, destruyendo décadas de prosperidad construida alrededor de la industria láctea especializada. El último lote de leche en polvo se fabricó en la planta el mes pasado. A menos que alguien decida comprar la planta a Nestlé, que la está vendiendo por 22 millones de euros, o unos 26 millones de dólares, las puertas de la fábrica se cerrarán definitivamente en marzo. La cooperativa de crédito local ya registra mayor dificultad para otorgar préstamos, mientras comerciantes como la ferretería familiar anticipan caídas en el consumo, evidenciando cómo la dependencia de un solo cliente internacional puede devastar economías rurales especializadas en productos lácteos de alto valor.
Fuente: Infobae / The New York Times
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