La crisis en el norte de Veracruz, causada por fenómenos naturales y falta de infraestructura, amenaza la provisión de leche a programas sociales como el CAPASITS.
El sector lechero del norte de Veracruz, México, enfrenta una seria amenaza de reducción en el acopio de leche cruda, con un impacto directo en programas sensibles de abasto social. Diversas emergencias climáticas y problemas de infraestructura, como el mal estado de caminos y la falta de energía eléctrica en zonas rurales, están dificultando las labores de recolección y enfriamiento del lácteo. Para los analistas de la cadena de suministro, esta situación pone en riesgo la continuidad operativa y la capacidad de los productores lecheros para entregar su producción, lo que podría generar mermas y una crisis de liquidez en las granjas.
La principal preocupación reside en el efecto dominó que esta disminución de acopio tendrá sobre programas esenciales, como el destinado al CAPASITS (Centros Ambulatorios para la Prevención y Atención en SIDA e Infecciones de Transmisión Sexual) y otros grupos vulnerables. Estos programas dependen de un suministro constante y de calidad para garantizar la nutrición de sus beneficiarios. Una baja en la disponibilidad de leche fuerza a los organismos a buscar proveedores alternativos a mayor distancia o, en el peor de los casos, a reducir las raciones, comprometiendo la seguridad alimentaria y nutricional de la población.
Los productores lecheros de la región denuncian que las condiciones de infraestructura son un lastre crónico. El deterioro de las vías de comunicación hace que el transporte de la leche desde las unidades de producción hasta los centros de acopio sea lento y arriesgado, especialmente para un producto perecedero que requiere una estricta cadena de frío. Además, la inestabilidad eléctrica ya reportada en la costa veracruzana intensifica el problema, pues sin refrigeración constante, la leche cruda no puede ser conservada con los estándares de calidad exigidos.
Desde la perspectiva de la economía láctea, la incertidumbre en el acopio afecta la planificación de la producción y la rentabilidad del ganadero. Si la leche no se puede recoger o si se echa a perder por falta de frío, el productor primario pierde sus ingresos, viéndose obligado a reducir la inversión en el hato o el mantenimiento de la granja. Se requiere una intervención gubernamental que no solo atienda la emergencia inmediata, sino que invierta en infraestructura rural resiliente para proteger la producción lechera a largo plazo.
En conclusión, la amenaza de baja en el acopio de leche en el norte de Veracruz es un síntoma de fallas estructurales que afectan directamente al bienestar social. Para la agroindustria, es imperativo que las autoridades prioricen la estabilización del suministro eléctrico y la mejora de caminos rurales. La protección de la cadena de valor láctea es fundamental para asegurar que programas de abasto tan vitales como el CAPASITS sigan contando con el suministro de lácteos necesario.
Fuente: Para más detalles sobre la emergencia, consulta la nota original en Al Calor Político.
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