Un nuevo estudio de salud sugiere que el consumo moderado de queso (una porción semanal) podría estar asociado a una reducción del riesgo de demencia y el deterioro cognitivo.
El consumo de productos lácteos acaba de recibir un nuevo espaldarazo, esta vez desde el ámbito de la salud cerebral. Una investigación reciente ha puesto el foco en la potencial función protectora del queso contra el deterioro cognitivo y la demencia. El estudio, que analizó la dieta de miles de personas a lo largo de $\text{10}$ años, sugiere que incluir queso en la dieta al menos una vez a la semana podría estar relacionado con una disminución del riesgo de desarrollar estas enfermedades neurodegenerativas, un dato que ofrece un valor agregado significativo a la industria láctea.
El análisis se centró en la relación entre los patrones dietéticos y la incidencia de demencia, comparando la información de un grupo de estudio a gran escala con un grupo de control. Los resultados indican que no solo el queso podría ser beneficioso, sino también otros alimentos como el vino y el cordero. Estos hallazgos abren una nueva línea de investigación para la nutrición especializada y refuerzan la idea de que una dieta equilibrada que incluya lácteos fermentados podría ser una herramienta de prevención no farmacológica contra el avance de enfermedades relacionadas con la edad.
Es fundamental, sin embargo, interpretar los resultados con la cautela propia del periodismo científico. El estudio revela una asociación estadística entre el consumo de estos alimentos y el menor riesgo, pero no establece una relación de causalidad directa. Esto significa que el queso por sí solo no garantiza la inmunidad contra la demencia, sino que probablemente interactúa con otros factores de un estilo de vida saludable. Para la industria láctea, este es un argumento poderoso para promover el consumo consciente y moderado dentro de un régimen alimenticio diverso.
Para el sector lácteo internacional, este tipo de datos científicos son una herramienta valiosa para contrarrestar narrativas negativas y destacar el valor nutricional intrínseco del queso. Rico en proteínas, calcio y ciertos micronutrientes, el queso ya es reconocido por sus beneficios para la salud ósea. Si se confirma su rol protector a nivel cognitivo, los productores y transformadores tendrán una base sólida para seguir promoviendo la leche y sus derivados como componentes esenciales de la dieta en todas las etapas de la vida.
En conclusión, la investigación sugiere que el queso puede ser más que un placer gastronómico; potencialmente, es un aliado de la salud cerebral. Este dato, aunque preliminar, impulsa la necesidad de más estudios rigurosos que logren aislar los compuestos bioactivos presentes en el queso que podrían conferir esta protección. Mientras tanto, la recomendación de una porción semanal ofrece a los consumidores una manera simple y deliciosa de invertir en su futuro cognitivo.
Fuente: Para más detalles sobre el estudio y sus implicaciones en la salud, consulta la información de Euronews.
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