El Gobierno Federal enfrenta duras críticas por la preferencia de compra de leche en polvo importada sobre la producción nacional, socavando el precio de garantía y la economía de los productores mexicanos.
El sector lechero nacional ha levantado la voz de alarma ante una política de adquisición que consideran perjudicial: la preferencia del Gobierno Federal por la importación de leche en polvo en detrimento de la leche cruda producida por ganaderos mexicanos. Esta situación ha generado un profundo malestar entre los productores, quienes acusan a las autoridades de incumplir el espíritu del precio de garantía y del programa de autosuficiencia alimentaria. Para los analistas agroindustriales, la compra de lácteos importados debilita la competitividad y la liquidez de las cuencas lecheras del país.
El meollo del problema radica en que las agencias federales, incluyendo la principal compradora, Liconsa, parecen priorizar el menor costo de la leche en polvo internacional, incluso a pesar de tener leche nacional disponible para sus programas de abasto social. Esta decisión estratégica, que favorece la leche en polvo rehidratada, impacta negativamente en la demanda interna de leche cruda y, consecuentemente, en el precio que se paga a los productores primarios. La falta de una política de compra consistente que privilegie el origen nacional es vista como un obstáculo para la sostenibilidad del tambo.
La Asociación de Productores ha destacado que la leche nacional no solo cumple con los estándares de calidad e inocuidad, sino que su compra directa tiene un efecto multiplicador en la economía rural, generando empleos y riqueza local. Sin embargo, la competencia desleal con la leche en polvo importada —a menudo subsidiada o a precios dumping— coloca a los ganaderos mexicanos en una desventaja estructural. El sector exige transparencia en los procesos de adquisición y que se apliquen mecanismos de compra que realmente pongan a la producción nacional en primer lugar.
Este debate sobre la importación de lácteos toca directamente la fibra de la seguridad alimentaria del país. Los productores y legisladores argumentan que depender de la leche en polvo extranjera expone a México a la volatilidad de precios internacionales y a los riesgos geopolíticos, mientras se desmantela la capacidad productiva interna. La inversión en la ganadería nacional debería ser la prioridad para asegurar el abasto estable y de calidad para las futuras generaciones.
En conclusión, la denuncia sobre la preferencia del Gobierno Federal por la leche en polvo importada es un llamado urgente a la revisión de la política de adquisiciones públicas. El sector lechero mexicano necesita acciones concretas que refuercen el precio de garantía y que limiten la entrada de lácteos extranjeros, garantizando así la rentabilidad del productor primario y el cumplimiento real del objetivo de autosuficiencia alimentaria en el país.
Fuente: Para más detalles sobre la controversia de la compra de leche en polvo importada frente a la producción nacional, consulta la nota de La Jornada Aguascalientes.
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