El Congreso de Estados Unidos solicita al gobierno federal blindar al sector agrícola en la revisión programada del T-MEC en 2026, buscando proteger los intereses comerciales de sus productores.
El Congreso de Estados Unidos ha tomado una postura firme y proactiva de cara a la revisión quinquenal del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) programada para el año 2026. La exigencia principal se centra en “blindar” al sector agrícola estadounidense, un pilar de su economía y capacidad exportadora. Este movimiento busca asegurar que las condiciones de acceso a los mercados de México y Canadá se mantengan favorables para los productos agropecuarios de EE. UU., incluyendo los lácteos, donde el país es un exportador clave. La presión política refleja la alta prioridad que se le otorga a la agenda agroindustrial en Washington.
La demanda del Congreso se concentra en mantener y fortalecer las disposiciones del T-MEC que han facilitado un crecimiento sustancial en las exportaciones agrícolas de EE. UU. hacia sus vecinos del sur. Particularmente, en el sector lácteo, EE. UU. ha ganado terreno en la exportación de quesos, leche en polvo y sueros a México, y busca garantizar que no se impongan nuevas barreras técnicas, arancelarias o regulatorias que puedan obstaculizar este flujo comercial. El libre acceso y la certidumbre regulatoria son las consignas principales para la ganadería lechera estadounidense.
Para los productores agropecuarios mexicanos y canadienses, esta presión de Estados Unidos es motivo de cautela. La revisión del T-MEC en 2026 es vista por los gremios de estos países como una oportunidad para renegociar o ajustar cláusulas que consideran desequilibradas, especialmente aquellas que facilitan la competencia desleal o la entrada masiva de commodities que afectan el precio de sus producciones nacionales (como el caso de la leche en polvo). El proceso promete ser una negociación compleja y de alta tensión.
El periodismo de datos sobre el impacto del T-MEC muestra que, si bien el tratado ha impulsado el comercio trilateral, las ganancias no han sido uniformes. El Congreso de EE. UU. utilizará los datos de exportación y la balanza comercial para justificar la necesidad de mantener el status quo en el sector agropecuario, mientras que sus contrapartes buscarán datos que muestren la afectación a los productores primarios locales por la competencia de los grandes volúmenes estadounidenses.
En conclusión, la solicitud del Congreso de EE. UU. de blindar el sector agrícola es el primer gran movimiento estratégico de cara a la revisión del T-MEC en 2026. Este paso marca el inicio de un intenso cabildeo y negociación que definirá las reglas del juego para el comercio de lácteos y otros commodities en Norteamérica durante la próxima década. La industria láctea internacional debe seguir de cerca este proceso, ya que la estabilidad del tratado influye en los precios y flujos comerciales globales.
Fuente: Para más detalles sobre la petición del Congreso de EE. UU. de blindar el sector agrícola, consulta el reporte de El CEO.
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