La importancia económica de este centro radica en su capacidad para eliminar intermediarios y reducir los costos de transporte individualizados, permitiendo a los ganaderos acceder a un mercado más formal y con mejores condiciones de precio. Al concentrar el volumen de leche y asegurar la calidad homogénea (a través de pruebas de laboratorio), los pequeños productores ganan un mayor poder de negociación frente a los grandes compradores. Esta estructura es vital para mejorar la rentabilidad y la sostenibilidad de las granjas familiares.

Desde una perspectiva de inocuidad, el centro de acopio juega un papel crucial. La recepción y refrigeración inmediata de la leche en condiciones controladas alarga su vida útil y preserva sus propiedades nutritivas, garantizando que el producto que llegue al consumidor final o a la planta procesadora cumpla con los estándares sanitarios más altos. Esto fomenta una cultura de calidad en toda la cuenca lechera de Jojutla, un requisito indispensable para la competitividad en el mercado moderno.

La proyección de la Sedagro para este proyecto va más allá de la simple recolección. La central de acopio está planificada para ser un polo de desarrollo, facilitando potencialmente la futura instalación de una pequeña planta de procesamiento que permita a los productores agregar valor a una parte de su leche cruda mediante la elaboración de quesos o yogures regionales. Esta integración vertical es la ruta más efectiva hacia la autonomía económica del productor lácteo.