La propuesta de Ley General de Aguas en la CDMX, impulsada por Morena, busca proteger legalmente el acceso hídrico de productores rurales y pueblos originarios, priorizando el uso agrícola y sustentable.
La iniciativa de la Ley General de Aguas en la Ciudad de México (CDMX), propuesta por el partido Morena, está generando un debate crucial en el sector agropecuario al enfocarse en la protección del recurso hídrico para los productores rurales y las comunidades originarias. La esencia de la propuesta radica en establecer un marco legal que garantice la prioridad del uso humano y agrícola del agua, buscando blindar a estos sectores frente a la presión del crecimiento urbano y la demanda industrial. Para la agroindustria, especialmente en las zonas periféricas donde aún existe producción lechera y agrícola, esta ley es fundamental para asegurar la continuidad de sus operaciones.
Un eje central de la ley es el reconocimiento de los derechos hídricos de los pueblos originarios, quienes históricamente han manejado el agua de manera tradicional y sustentable. Al otorgarles una protección legal explícita, se busca preservar los sistemas comunitarios de gestión del agua y fomentar prácticas de conservación que beneficien a toda la cuenca. Este enfoque de equidad y sustentabilidad es una tendencia clave en la legislación ambiental internacional y es crucial para el manejo integral del recurso en regiones metropolitanas complejas.
Para los productores agropecuarios de la CDMX y sus alrededores —quienes luchan por mantener la actividad primaria frente a la expansión urbana—, la ley propone mecanismos de protección específicos para garantizar el volumen necesario para la irrigación y la actividad ganadera. Al priorizar el uso productivo del agua sobre usos menos esenciales, se busca salvaguardar la seguridad alimentaria regional y frenar el abandono de tierras de cultivo. La viabilidad de la agricultura y la ganadería periurbana depende, en gran medida, de esta certidumbre hídrica.
El impulso de Morena a esta ley también implica la necesidad de una gestión más transparente y la inversión en infraestructura de captación y saneamiento. Una nueva legislación de aguas debe ir acompañada de un presupuesto robusto para modernizar la red de distribución y reducir las fugas, que representan una pérdida masiva del recurso. La industria y el sector agropecuario esperan que la ley facilite la adopción de tecnologías de reúso y eficiencia hídrica.
En conclusión, la propuesta de la Ley General de Aguas en la CDMX es un intento decisivo por redefinir la prioridad del recurso en favor del sector primario y las comunidades originarias. Al proteger el acceso hídrico, la ley busca no solo fomentar la sustentabilidad, sino también garantizar la supervivencia de la producción de alimentos en un entorno de escasez creciente. La aprobación de esta normativa enviaría un mensaje claro sobre el valor estratégico del campo en el contexto metropolitano.
Fuente: Para más detalles sobre la propuesta de Ley General de Aguas y la protección a productores, consulta el informe de Cúspide México.
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