Durante el pico de la escasez, el precio del queso de bola de 1.5 kg, que usualmente oscilaba entre 330 y 350 pesos, se disparó hasta alcanzar los 700 pesos, generando un impacto significativo en la economía doméstica y en los costos operativos de pequeños negocios gastronómicos. La volatilidad de precios no solo afectó a los consumidores finales, sino que también puso en evidencia la necesidad de estrategias de resiliencia en la distribución de productos lácteos especializados.

Casa Baroudi, la única distribuidora de este codiciado queso Edam, ha logrado regularizar los envíos, lo que ha permitido una notable disminución en los precios al consumidor. Actualmente, el producto se comercializa a aproximadamente 375 pesos, reflejando una reducción de casi el 50% desde sus valores máximos, un indicativo positivo para el equilibrio del mercado. Esta recuperación de precios es fundamental para la estabilidad del sector.

El queso de bola no es solo un alimento; es un ingrediente fundamental en la rica tradición culinaria local, siendo protagonista de platillos emblemáticos como el Queso Relleno, las marquesitas, los kibis y las empanadas de queso. Su ausencia generó un vacío en la oferta gastronómica y evidenció su arraigo cultural, destacando la importancia de la disponibilidad de insumos en la identidad culinaria de una región.