El sector agropecuario de Veracruz enfrenta un problema alarmante: la migración masiva de sus nuevas generaciones de ganaderos hacia Estados Unidos en busca de mejores oportunidades. Este éxodo de jóvenes, que debería ser el relevo generacional de la industria, pone en riesgo el futuro de la ganadería lechera y la producción de leche en el estado. Para los analistas del sector, esta fuga de talentos es una señal clara de la falta de rentabilidad y apoyo que enfrenta el campo.

La decisión de migrar no es casual. Los jóvenes ganaderos se encuentran con un escenario desalentador en sus comunidades de origen, donde los bajos precios que se pagan por la leche cruda y la carne, sumados a la escasez de créditos y apoyos gubernamentales, hacen que la actividad sea poco atractiva. La falta de un futuro prometedor en sus propias granjas los empuja a buscar salarios más altos en el extranjero, donde pueden encontrar trabajo en el mismo sector agropecuario, pero con mejores condiciones.

El impacto de esta migración en la industria láctea de Veracruz es significativo. La pérdida de mano de obra joven, con la energía y la disposición para adoptar nuevas tecnologías, puede llevar al estancamiento del sector. Sin un relevo generacional, las granjas lecheras se enfrentan al envejecimiento de sus trabajadores y a la dificultad de implementar procesos modernos para mejorar la producción. Es una amenaza directa a la sostenibilidad a largo plazo.