El análisis siguiente es nuestro mejor esfuerzo en ponerle números, estimativos, que nos permitan imaginar el impacto que dejará como despedida La Niña 2022-2023.
El silaje de maíz es la herramienta más poderosa que ha tenido el productor de leche para aumentar la producción. Ante la necesidad de aumentar la carga animal los tambos fueron creciendo en la superficie sembrada de maíz para ensilar a costa de área de pasturas. El maíz es el cultivo que más materia seca digestible produce por hectárea y al cosecharlo el aprovechamiento del forraje pasa del 60% de una pastura a 90% del silo. La curva de producción está fuertemente influenciada por este recurso y podemos verlo en el siguiente gráfico tomado de la CACF cuyos datos publicados cubren hasta la campaña 21/22 y nosotros estimamos la columna del 22/23:
Como bien puede verse, y en buena parte debido a que el 2022 fue el 4to año consecutivo con lluvias por debajo de lo normal, el productor ha ampliado el uso de ensilados con cultivo de invierno con la idea de complementar lo que no rindieron los maíces. El primer impacto de este evento Niña fue la merma en rinde de esos cultivos (trigos, avena, raigrás) que rindieron muy poco. Y el segundo impacto fue sobre los rinde de maíz que es un enorme abanico de situaciones que abarca desde no haber maíz de primera fecha, pasando por pérdidas de lotes completos de maíces tardíos con algunos que pudieron hacer algún rollo, hasta los lotes más afortunados que sumaron alguna tormenta extra y cuentan con poco volumen pero con algo de espiga pero secándose en el campo. Estos serían los lotes que con alguna lluvia en éstos días permitiría llenar el grano y darle algo de calidad a ese ensilado (la escasa disponibilidad de almidón en los silajes este año será para considerar).
En el siguiente gráfico estimamos una evolución posible del nivel de rendimientos en la serie anterior (esto lo armamos ponderando los rendimientos de maíz registrados por MINAGRI para los años anteriores y un estimado propio según información recolectada a campo por los medios mencionados):
Combinando la información de ambos gráficos anteriores podemos hacer una aproximación al tonelaje de reservas 2023 que tendrían los tambos si nuestra percepción coincide con la realidad de la que nos enteraremos en 15-20 días. En el siguiente gráfico observamos el impacto sobre las reservas: una caída de -43% en el volumen con respecto al año anterior:
Esto no considera stock de año anterior, pero son pocos los que tengan reservas para superar junio 2023. La cosa va a ser grave, muy grave. Ignoramos cuántos tambos podrán continuar en producción ya que la facturación se desplomará en un escenario de costos crecientes. En la serie analizada hay una relación de 0,42 lt de leche por kg de silaje (con un máximo de 0,55 y un mínimo de 0,31)…haciendo las cuentas calculamos que en el 2023 la producción de leche en Argentina podría caer entre -20 y -35%!. bastante peor que lo del 2016.
¿Qué podría pasar para amortiguar tan marcada caída? que empiece a llover como para sembrar verdeos y pasturas (que habrá que sembrar más de la cuenta para bajar la carga que dependía del silo) y luego que el clima siga favorable, sin mucho barro ni demasiado frío, con buenas producciones de pasto. Sería imperativo también que la relación de precios relativos de la leche con los concentrados se normalice…que 1 litro de leche pueda comprar 2 kg de maíz nuevamente…y que haya maíz para darle a las vacas!
Entramos en modo «supervivencia», estamos en un brete muchachos!