Las graves inundaciones en la región de la Huasteca, con Veracruz como epicentro, dejan una pérdida catastrófica de ganado y amenazan el abasto pecuario.
El sector pecuario de la Huasteca, particularmente en el estado de Veracruz, ha sido golpeado por un desastre natural de magnitudes catastróficas. Las intensas inundaciones y el desbordamiento de ríos han provocado la desaparición de un estimado de 3,000 cabezas de ganado, un golpe devastador para la economía rural y la producción de leche y carne en la región. Esta pérdida masiva no solo representa un perjuicio económico directo para los productores agropecuarios, sino que también plantea serios interrogantes sobre la capacidad de recuperación de la infraestructura ganadera en la zona.
La magnitud del desastre en Veracruz subraya la extrema vulnerabilidad de la ganadería frente a los fenómenos hidrometeorológicos cada vez más severos. Las reses fueron arrastradas por las fuertes corrientes, resultando en pérdidas que superan con creces las cifras preliminares. Para el periodismo de datos en agroindustria, la cifra de 3,000 reses desaparecidas se traduce en millones de pesos en pérdidas de capital productivo y un déficit significativo en la oferta de leche y carne en el corto y mediano plazo. Los ganaderos que logren recuperar sus animales enfrentarán graves desafíos de sanidad animal y desnutrición.
La afectación va más allá de la simple pérdida de animales; compromete la seguridad alimentaria y la estabilidad social de las comunidades de la Huasteca. La ganadería es la principal fuente de ingresos para miles de familias en esta región, y la desaparición de sus hatos aniquila su patrimonio productivo. El gobierno y las organizaciones ganaderas deben movilizar rápidamente recursos de apoyo, que incluyen no solo ayuda humanitaria, sino también programas de repoblamiento de hatos, financiamiento accesible y asistencia técnica veterinaria para los animales sobrevivientes.
Este evento sirve como una dura lección sobre la necesidad de implementar prácticas de manejo de riesgos y ganadería resiliente al clima. Los productores deben ser capacitados e incentivados para establecer sistemas de alerta temprana y desarrollar infraestructura de resguardo para el ganado bovino en zonas de alto riesgo de inundación. Invertir en seguros agropecuarios y programas de mitigación de desastres es una necesidad urgente para proteger el capital pecuario ante la creciente amenaza del cambio climático.
En conclusión, la catástrofe en Veracruz por las inundaciones y la pérdida de 3,000 reses exigen una respuesta nacional e internacional de apoyo al sector ganadero. La recuperación de la Huasteca será un proceso largo que requerirá esfuerzos coordinados para restaurar la capacidad productiva y reincorporar a los ganaderos afectados al ciclo económico, garantizando que el abasto pecuario nacional se recupere.
Fuente: Para más detalles sobre la tragedia, consulta la nota original en Imagen de Veracruz.
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