La disminución fue particularmente aguda en los productos clave que marcan la pauta del mercado, como la leche en polvo entera y descremada, y en menor medida, la mantequilla y el queso cheddar. El repunte de la producción en las grandes cuencas exportadoras (principalmente Oceanía, Europa y Estados Unidos) fue un factor determinante. A medida que las condiciones climáticas y los márgenes de rentabilidad mejoraron, el volumen de leche cruda disponible para procesamiento aumentó, saturando la oferta de productos terminados en el mercado spot.

Para los productores lecheros de todo el mundo, esta volatilidad de precios se traduce en un deterioro de los ingresos esperados para el cierre del ciclo. Si el precio de la leche cruda pagado en tranquera se ajusta rápidamente a la caída de las cotizaciones internacionales, los márgenes operativos se verán nuevamente presionados, especialmente en un contexto donde los costos de los alimentos y la energía se mantienen en niveles elevados. La planificación financiera y la gestión de riesgos se vuelven cruciales para evitar pérdidas.

A nivel de comercio internacional, el brusco descenso de precios podría reactivar la demanda de países importadores que se habían mantenido cautelosos. La oportunidad de adquirir commodities lácteos a un precio más competitivo podría estimular la reconstitución de stocks, lo que potencialmente podría moderar la caída o sentar las bases para una recuperación a principios de 2026. Los analistas estarán atentos a los niveles de compra de China y otros países asiáticos, fundamentales para equilibrar la oferta.