La fiebre aftosa afecta la producción de lácteos y provoca un aumento de la demanda de leche de larga duración en varios países europeos.
En un giro inesperado, los consumidores de Europa Central, especialmente en Eslovaquia, han comenzado a abastecerse en masa de leche de larga duración. Ante la creciente preocupación por una posible escasez de productos lácteos, la demanda ha aumentado considerablemente, reflejando el pánico de los compradores que intentan adelantarse a una situación de desabastecimiento. Los expertos advierten que la combinación de una crisis sanitaria y las interrupciones en la producción de alimentos podrían llevar a un aumento en los precios y a una falta de productos básicos en los próximos meses.
La situación en Eslovaquia se ha vuelto crítica debido a un brote infeccioso en una de las principales lecherías del país. Según Jana Holeciová, portavoz de la Cámara de Agricultura e Industria Alimentaria de Eslovaquia, el brote de fiebre aftosa en la lechería de Baka ha provocado la pérdida de un tercio de las reservas de leche del país. Si la infección continúa extendiéndose y afecta a más fábricas lecheras, la producción de leche podría verse gravemente reducida, lo que haría que los precios de este producto esencial subieran, especialmente durante la temporada de mayor demanda.
Ante el temor de una escasez, los consumidores han comenzado a comprar en exceso leche de larga duración, un producto menos perecedero que puede almacenarse durante meses. Las estanterías de los supermercados ya están mostrando señales de agotamiento. La leche fresca, un artículo básico en muchas casas, podría enfrentar un aumento en su precio en los próximos meses si la crisis sanitaria empeora, lo que deja a los consumidores buscando alternativas que puedan asegurar su suministro en el futuro cercano.
El impacto de esta crisis va más allá de la falta de leche en los estantes. Los consumidores eslovacos suelen destinar una proporción significativa de su gasto alimentario a productos lácteos, en su mayoría derivados de la leche, como el queso, la mantequilla y el yogur. Aproximadamente una quinta parte de una compra media de 50 euros se invierte en estos productos. Si los precios de la leche se disparan, las familias de Europa Central podrían ver un aumento en su gasto mensual, lo que agravaría aún más los problemas económicos derivados de la inflación global.
Si bien los supermercados pueden no sufrir desabastecimientos inmediatos, la incertidumbre en la cadena de suministro ha llevado a muchos consumidores a prepararse para lo peor. A medida que la situación se desarrolla, los expertos seguirán de cerca los efectos de esta crisis en el mercado europeo de productos lácteos.
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