Ganaderos buscan canalizar la venta de leche cruda a Liconsa para estabilizar y aumentar los precios locales, combatiendo la volatilidad del mercado.
El sector ganadero en regiones como Guamúchil, Sinaloa, está impulsando una estrategia fundamental para mejorar la rentabilidad de sus explotaciones: asegurar un mayor volumen de venta de leche cruda a Liconsa, el organismo federal encargado del abasto social de lácteos. Esta acción es una respuesta directa a la volatilidad de precios y a las condiciones de compra injustas impuestas por la industria privada. Para los productores lecheros y analistas de mercado, la venta a Liconsa no es solo una transacción, sino un mecanismo de regulación de precios que proporciona un punto de referencia más justo para toda la cuenca lechera.
La principal motivación detrás de esta búsqueda es la necesidad de un precio de garantía o, al menos, un valor que cubra adecuadamente los costos de producción, incluyendo el alza constante de insumos como el alimento balanceado y la energía. Liconsa históricamente ha ofrecido un precio de compra más estable y, a menudo, superior al promedio pagado por los intermediarios o las grandes procesadoras. Al canalizar su producción de leche a este comprador institucional, los ganaderos pretenden inyectar certidumbre económica a sus granjas y proteger sus márgenes.
Desde una perspectiva de periodismo de datos y economía láctea, la capacidad de acopio de Liconsa funciona como un “amortiguador” del mercado. Al absorber volúmenes significativos de leche cruda, reduce la sobreoferta disponible para la industria comercial, lo que obliga a la competencia a mejorar sus ofertas de precio al productor para no perder materia prima. Es decir, el programa social, además de su objetivo nutricional, ejerce un efecto de estabilización y alza indirecta en el valor de la leche que beneficia al conjunto del sector primario.
Para que esta estrategia sea efectiva, los productores de Sinaloa deben asegurar que su leche cruda cumpla rigurosamente con los estándares de calidad e inocuidad exigidos por Liconsa. El organismo federal mantiene estrictos controles de calidad que exigen un alto nivel de manejo de hato y bioseguridad en la granja. Por lo tanto, el esfuerzo por vender a Liconsa se traduce también en un incentivo para la profesionalización de las unidades de producción y la mejora continua de la calidad de la leche.
En conclusión, la movilización de los ganaderos de Guamúchil para priorizar la venta a Liconsa es una táctica empresarial inteligente y necesaria para defender el valor de su producto. El éxito en aumentar el volumen de leche acopiada por la entidad federal podría ser la clave para estabilizar los precios, impulsar la inversión y garantizar la viabilidad económica de la ganadería lechera de Sinaloa frente a las presiones del mercado comercial.
Fuente: Para más detalles sobre la situación, consulta la nota original en El Debate.
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