La principal fuente de inconformidad reside en el temor de que la versión modificada de la ley no establezca mecanismos suficientemente robustos para diferenciar y proteger la leche fresca de Chihuahua frente a los lácteos reconstituidos o importados. Los productores argumentan que la normativa debe ser clara en cuanto a la trazabilidad, el etiquetado y la calidad, garantizando así que la inversión en calidad y sanidad realizada en los establos se vea reflejada en el mercado. Una legislación ambigua podría dejar al productor local en una posición de desventaja competitiva.

Este conflicto subraya la tensión constante entre los intereses de los productores primarios y los grandes procesadores o comercializadores en la cadena de valor láctea. Los ganaderos de Chihuahua buscan que la ley les otorgue un poder de negociación equitativo y que fomente el consumo de leche de origen local. Para los analistas del sector, este tipo de batallas legislativas son cruciales, ya que la regulación es el principal instrumento para corregir las fallas de mercado que suelen favorecer a los eslabones más fuertes de la cadena.

El llamado de los lecheros es un ejercicio de presión política legítima que busca la revisión de las modificaciones y la inclusión de cláusulas que realmente impulsen el desarrollo sostenible de la ganadería chihuahuense. Solicitan que las autoridades tomen en cuenta los datos técnicos sobre los costos de producción y la calidad superior de su leche antes de aprobar una normativa que pueda socavar su patrimonio. La vigilancia ciudadana y gremial sobre el proceso legislativo es fundamental.