México produce alrededor de 12 mil litros de leche al año, lo que representa solo el 30% del consumo nacional. Esto obliga al país a importar leche en polvo, principalmente de países como Nueva Zelanda, Canadá, Estados Unidos y Australia. Sin embargo, esta importación presiona los precios de garantía, afectando negativamente a los productores nacionales.

Néstor Guerrero Sánchez, de la Confederación Nacional de Organizaciones Ganaderas, señala que los precios de garantía deben mejorarse para que los productores nacionales puedan competir en igualdad de condiciones.

Actualmente, el precio de garantía es de 10.50 pesos por litro, cuando debería estar entre 12 y 14 pesos.

Además, existe un “cuello de botella” en Liconsa, que dificulta la venta de leche debido a los muchos requisitos y filtros.

La importación de leche en polvo representa una competencia desleal para los productores nacionales, ya que se vende a precios más bajos y recibe subsidios y apoyos gubernamentales.

Jalisco y Veracruz son los principales productores de leche en México, con el 60% y 30% de la producción nacional, respectivamente. Sin embargo, la producción en México enfrenta desafíos debido a las condiciones climáticas y la escala de producción, lo que hace que los costos sean más altos que en los países exportadores.

Es importante destacar que la leche en polvo importada no siempre cumple con las mismas normas y regulaciones que la leche fresca producida en México, lo que puede afectar la calidad y la seguridad del producto.

Además, la importación puede saturar el mercado y reducir la demanda de leche fresca producida en México, afectando negativamente a los productores nacionales.

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