Este proyecto es crucial para la sostenibilidad agroindustrial y la reducción de la huella de carbono en la cadena de suministro de alimentos. Arla Foods, una cooperativa con un fuerte compromiso ambiental, ya opera una flota diversificada que incluye 21 camiones eléctricos y 80 camiones de biogás. La incorporación de un vehículo eléctrico de esta magnitud responde a la necesidad de descarbonizar el transporte de la leche cruda desde los tambos hasta las plantas de procesamiento, un paso esencial en el camino hacia la neutralidad de carbono del sector.

Desde la perspectiva de la ingeniería automotriz y el periodismo de datos, la prueba del Scania 45R busca generar información técnica vital. Los resultados del ensayo determinarán no solo la eficiencia operativa y el costo total de propiedad (TCO), sino también las limitaciones de la actual infraestructura de carga para vehículos pesados en rutas de transporte lácteo. Esta evaluación será clave para que otras industrias lácteas internacionales puedan planificar su transición hacia flotas libres de combustibles fósiles, un objetivo que Scania se ha fijado para todos sus vehículos nuevos antes de 2030.

La evolución hacia el transporte eléctrico de leche se compara favorablemente con otras soluciones de bajas emisiones ya implementadas. Anteriormente, empresas de transporte lácteo han optado por el gas natural licuado (GNL) como una alternativa ecológica y económica al diésel, logrando reducir las emisiones de CO2. La tecnología a batería representa el siguiente salto cualitativo, prometiendo una cero emisión en el punto de uso y un cambio radical en la forma en que los productos perecederos son movilizados, manteniendo siempre la calidad e inocuidad alimentaria.