Plaga paraliza producción lechera en Istmo de Tehuantepec; vacas cortan leche y costos se disparan por tratamientos.
La ganadería lechera de Oaxaca enfrenta una crisis sanitaria sin precedentes por la expansión del gusano barrenador que amenaza la viabilidad económica de productores en zonas estratégicas. Oaxaca acumula mil 495 casos de gusano barrenador, uno de los registros más altos del país, con contagios concentrados en el Istmo de Tehuantepec, Cuenca del Papaloapan y Costa. Productores de la región reportan afectaciones constantes en su ganado, especialmente en animales dedicados a la producción de leche. Esta cifra posiciona al estado sureño como uno de los epicentros nacionales de la plaga parasitaria que afecta principalmente bovinos en sistemas de doble propósito donde la producción láctea es esencial para ingresos familiares.
La velocidad de propagación de la plaga convierte cualquier herida menor en puerta de entrada para infecciones devastadoras. En La Ventosa, Juchitán, el ganadero Alex Betanzos detectó recientemente dos casos en su ganado. Explicó que una simple herida basta para que la mosca de la plaga deposite sus larvas y provoque una infección en cuestión de horas. Este ciclo acelerado obliga a productores a inspecciones diarias exhaustivas de cada animal, incrementando dramáticamente la carga de trabajo en ranchos donde la mano de obra ya es escasa y costosa, especialmente durante temporadas de alta demanda de forraje y ordeño.
El impacto económico de la plaga trasciende los costos directos de medicamentos para golpear el corazón productivo de las unidades lecheras. Alex comentó que el tratamiento obliga a separar a las vacas, aplicar medicamentos y vigilarlas de forma continua. Por ello, existe una disminución en la producción y un incremento en los costos, pues “a veces cortan la leche de la vaca” y deben usar larvicidas para mantenerla estable. Esta interrupción de la lactancia, sumada a los costos de larvicidas y antibióticos, genera pérdidas que muchos pequeños productores no pueden absorber, especialmente considerando que los precios pagados por litro de leche en la región ya son históricamente bajos.
La respuesta institucional resulta insuficiente ante la magnitud de la crisis, dejando a productores en situación de desamparo técnico. Productores del Istmo señalan que también enfrentan la falta de personal certificado para emitir constancias de tratamiento contra el gusano barrenador. Ante esta situación, Betanzos contó tuvo que atender un caso por cuenta propia con apoyo de médicos conocidos, lo que elevó los gastos debido al precio de los medicamentos necesarios. Esta carencia de veterinarios certificados genera cadenas de comercialización paralizadas, pues sin constancias sanitarias los animales no pueden movilizarse legalmente, atrapando a productores con inventarios que no pueden vender ni reemplazar.
Las medidas de contención fronteriza buscan evitar reinfecciones desde Chiapas pero enfrentan limitaciones operativas críticas. Para contener la propagación, las autoridades mantienen un punto de inspección en la zona oriente del Istmo. Ahí revisan al ganado proveniente de Chiapas para asegurarse de que no presente heridas. Aunque se han implementado capacitaciones y servicios veterinarios gratuitos, los casos siguen registrándose principalmente en el Istmo, donde ganaderos mantienen vigilancia diaria para proteger a sus animales. La persistencia de nuevos casos pese a puntos de inspección sugiere que la plaga ya está establecida endémicamente en la región, requiriendo estrategias de erradicación masiva similares a las implementadas históricamente en Estados Unidos mediante liberación de moscas estériles, un programa que México abandonó en algunas regiones por restricciones presupuestarias.
Fuente: Uno TV
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