La diversificación de los helados con sabores tradicionales es una respuesta a la demanda de los consumidores por productos que sean únicos, auténticos y con una historia detrás. Los helados de leche con sabores a camote con malvaviscos, calabaza en tacha y ponche son un claro ejemplo de cómo la industria está conectando con sus raíces y con los consumidores que buscan alimentos que les recuerden su infancia. El consumo de helados de este tipo es una experiencia que va más allá del sabor; es un viaje a la tradición y a la cultura de México.

Además de los beneficios para los consumidores, la diversificación de la industria heladera también tiene un impacto en el sector lácteo. La demanda de leche, crema y otros productos lácteos como base para los helados se ha disparado, lo que beneficia a los productores que suministran la materia prima. La colaboración entre las empresas heladeras y los productores de leche es una pieza clave para asegurar que la cadena de suministro sea eficiente, sostenible y rentable para todos los actores.

La innovación en los sabores de los helados también es una oportunidad para que la industria pueda exportar sus productos a otros mercados. El sabor de México es muy valorado en el extranjero, y los helados con sabores tradicionales podrían convertirse en una nueva oportunidad de negocio para el sector en el mercado global. La apuesta por la autenticidad y la calidad es la clave para que los productos de la industria heladera mexicana puedan competir en igualdad de condiciones en el extranjero.