El IEPS, que se aplica a las bebidas con azúcares añadidos, es una medida de salud pública para combatir la obesidad y la diabetes. Sin embargo, la inclusión de yogures y otros lácteos en esta categoría ha generado controversia en la industria. Los productores argumentan que los yogures son una fuente de proteína de alta calidad y calcio, y que el impuesto podría desincentivar su consumo, afectando a la salud de los consumidores. Es un debate complejo que requiere de un análisis profundo sobre la nutrición y la economía del sector.

El aumento del IEPS podría generar un cambio en la demanda de productos lácteos. Los consumidores, que ya enfrentan una inflación alta, podrían optar por productos más económicos o por alternativas vegetales que no están sujetas al mismo impuesto. La industria láctea necesita responder a este desafío con innovación, ofreciendo yogures y otros productos con menos azúcar o con edulcorantes naturales que no estén sujetos al impuesto. La adaptación a las nuevas regulaciones es clave para que el sector pueda seguir siendo competitivo.

Además del impacto en el consumo, el IEPS también podría afectar la rentabilidad de las empresas. El impuesto aumenta los costos de producción y distribución, lo que se traslada al precio final de los productos. Las empresas más pequeñas y los productores artesanales son los más vulnerables a este tipo de medidas, ya que tienen menos capital para absorber los costos adicionales. La política fiscal y su impacto en la industria es un tema que requiere de la colaboración entre el gobierno y el sector privado.