Un repaso médico desmiente el mito sobre la leche y las flemas, con base en estudios clínicos que aclaran su verdadero impacto en el sistema respiratorio.
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La creencia de que la leche incrementa la producción de flemas está muy extendida, pero investigaciones científicas indican que no hay evidencia sólida que la respalde. Esta afirmación se basa en estudios clínicos revisados por expertos en salud respiratoria.
De acuerdo con especialistas, aunque algunas personas reportan sensación de espesamiento en la garganta tras consumir leche, esto no equivale a un aumento real de secreciones mucosas. El fenómeno tiene más que ver con la textura del líquido que con una respuesta fisiológica.
Diversas investigaciones, como las de la Universidad de Western Australia, han demostrado que no existe una correlación entre el consumo de leche y la exacerbación de síntomas en pacientes con asma o resfríos. El estudio monitoreó a pacientes y no encontró cambios significativos en volumen de mucosidad.
Este mito, aunque persistentemente difundido, podría llevar a decisiones dietéticas erróneas, sobre todo en niños y adultos mayores que necesitan fuentes ricas en calcio y proteína como la leche. Eliminarla sin justificación puede afectar la nutrición.
Los profesionales de la salud recomiendan no restringir lácteos a menos que exista intolerancia o alergia confirmada. La información basada en evidencia debe guiar las decisiones alimentarias, sobre todo en contextos donde la desinformación persiste.
Fuente: Medicable – Ver artículo original
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