El principal motor de la campaña es crear conciencia sobre los beneficios de consumir lo hecho en México. Al elegir un producto nacional, el consumidor no solo apoya a las empresas locales, sino que también contribuye al empleo, al crecimiento de la economía y al desarrollo de las comunidades rurales. En el caso de la industria láctea, una mayor demanda de leche y productos lácteos nacionales se traduce en un mercado más estable y en mejores precios para la leche cruda de los ganaderos, lo que incentiva la inversión en las granjas y la mejora de la producción.

La campaña también es una respuesta a la creciente competencia de los productos importados. Al destacar la calidad, la frescura y el valor de lo que se produce en el país, las empresas buscan educar al consumidor sobre la importancia de apoyar a su propia industria. Este enfoque es vital para que el sector agropecuario mexicano pueda competir en un mercado globalizado y para que los productores no se vean obligados a bajar los precios por la presión de la competencia de otras economías.

Además de la promoción, la campaña es un llamado a la acción para las propias empresas y para el gobierno. Al trabajar juntos, pueden identificar los retos que enfrenta la producción nacional y buscar soluciones que impulsen la competitividad. Desde la mejora de la logística y el transporte hasta la inversión en tecnología y la sustentabilidad, la campaña es un catalizador para que el sector productivo se modernice y se prepare para el futuro, garantizando que “México Produce con Orgullo” no sea solo un lema, sino una realidad palpable.