En Guanajuato se ha desarrollado una industria caprina tecnificada que destina su producción a la elaboración de quesos, cajeta y dulces
CABRA

La capricultura en Guanajuato se ha vuelto una actividad rentable debido a que grandes empresas importantes de productos lácteos compran la leche de cabra y dan oportunidades de crecimiento gracias al consumo mundial que son destinados para la producción de quesos, cajeta y dulces.

El ingeniero agrónomo, Enrique Anaya Cruz, oriundo de Villagrán, Guanajuato, explicó que la capricultura es una actividad bonita y fácil de hacer. En su granja tiene alrededor de 120 cabras que manejan con su esposa y sus hijas.

“En el caso de las vacas, es un giro que va creciendo la leche de 10.50 pesos el litro de leche de cabra, Hay empresas muy grandes que se dedican a la compra de leche de cabra y tiene un giro que tiene mucho margen y uno puede crecer”, comentó.

“Las empresas no ponen trabas por la magnitud de leche que necesitan, como capricultores no nos van decir me vas a producir 100 o 200 litros, uno puede producir hasta 1 mil 500 o hasta los que uno quiera, entonces en Guanajuato es factible la capricultura”, añadió.

Esta es la importancia de implementar la tecnología

Enrique Anaya, platicó que lleva siete años en esta actividad e inició con el ordeñamiento a mano, lo cual no es recomendable, ya que con la tecnología se evita contaminar la leche y esta comienza a liberar un mal olor y su tiempo de vida ya no es igual en el anaquel.

“Si estás ordeñando hasta uno mismo con la mano puede contaminar la leche porque el recipiente que ponemos debajo de la chiva está libre y puede caer estiércol de la panza, la ubre o pata de la cabra y se contamina la leche”, explicó.

“Si en este caso vendemos a una empresa que se dedica a la producción de lácteos ellos hacen muestreos de leche para ver la higiene y calidad del producto, como son muy altos los estándares en caso de que nos arrojan algún tipo de sustancia nos pueden rechazar el viaje y no es apto para el consumo humano”.

Así se ordeña una cabra

Las chivas están en un corral independiente, ya comieron toda la madrugada, suben a la sala de ordeño, por medio de unas bases se entrampan, ahí se les coloca una ración de alimento a cada una para que coman, al no poderse mover enseguida se inicia con el proceso de ordenamiento.

Después se revisa la máquina que tenga el aceite, esté limpia, que no tenga ninguna fuga para que la grasa no se mezcle con la leche.

Se realiza el lavado de ubre y se desinfecta previniendo que no haya estiércol, tierra y evitar cualquier sustancia que va a contaminar la leche, una vez que esté limpia la ubre y la procesadora, se empieza con el ordeño.

Se prende la máquina, se sella la máquina y la tapa para ver que las revoluciones suban hasta donde debe ser el ordeño – en este caso al 90%-, luego se conecta cada mamila en cada teta de la chiva, se masajea la ubre para que la cabra se relaje y empiece a bajar la leche.

Una vez que termina el ordeño se “exprime” bien la ubre para evitar que quede leche almacenada y no haya alguna enfermedad o infección en el animal.

Ya que se terminó el ordeño se retiran las mamilas, se sella con yodo para desinfectar el pezón porque el ordeño en este caso es a base de aire y cuando la chiva vaya y se eche al corral no le entre ningún tipo de contaminante.

El anterior procedimiento se pudo observar durante Expolac evento que se llevó a cabo en Poliforum León y que reúne a la cadena productiva de la industria láctea del país.

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