La manteca registró el colapso más dramático de la jornada, evidenciando una saturación extrema del mercado de grasas lácteas a nivel mundial. La mayor caída se dio en la manteca, que se desplomó 12,4% hasta los 5.169 dólares por tonelada. Este desplome en un producto históricamente premium señala una inversión completa de la dinámica de mercado respecto a 2022-2023, cuando las grasas lácteas alcanzaron valores récord por escasez relativa. El retorno violento a niveles de precios más bajos refleja la recuperación productiva en cuencas europeas y oceánicas que habían sufrido sequías severas en años anteriores.

Los commodities lácteos básicos mostraron caídas más moderadas pero igualmente preocupantes en un contexto de demanda internacional debilitada. En el segmento de los polvos, las caídas fueron más moderadas: la leche entera en polvo bajó un 2,4% y la leche descremada en polvo cayó un 1,6%. También se registraron fuertes bajas en la grasa láctea anhidra (AMF), que perdió un 9,8%, acompañando la tendencia descendente de las grasas a nivel internacional. La diferencia en magnitud de caídas entre productos sugiere que el mercado de grasas enfrenta una sobreoferta más aguda que el de proteínas, posiblemente por cambios en patrones de consumo asiáticos que favorecen productos descremados.

El queso cheddar emergió como la única excepción positiva en un panorama uniformemente negativo, aunque con limitaciones importantes. El único producto con comportamiento positivo fue el queso Cheddar, que registró una suba del 7,2% hasta los 4.639 dólares por tonelada, aunque con un volumen de operaciones limitado. Este incremento aislado podría reflejar demanda específica de compradores norteamericanos o asiáticos para contratos puntuales, más que una tendencia sostenible, especialmente considerando el bajo volumen transado que limita la representatividad de este movimiento alcista.