El calcio es el nutriente más representativo de la leche.
Si bien algunas investigaciones de bajo rigor científico han puesto su reputación en tela de juicio, la leche ofrece importantes beneficios para la salud humana y planetaria ya que su producción genera un impacto ambiental moderado en comparación con otras proteínas de origen animal.
La leche no solo es calcio
El calcio es el nutriente más representativo de la leche, sin embargo esta bebida es uno de los alimentos más densamente nutritivos y nos aporta otros nutrientes como proteína, fósforo, potasio, selenio, vitaminas del complejo B, así como vitamina A y D que son añadidas durante el procesamiento.
Proteína para la masa muscular
Las proteínas son los pilares de la vida, cada célula del cuerpo las contiene. Son indispensables en procesos hormonales, enzimáticos, transportan oxígeno a todo el organismo y producen anticuerpos que favorecen el sistema inmune. También, son necesarias en el crecimiento, desarrollo, mantenimiento y reparación de la masa muscular.
Casi todos los alimentos aportan proteína, pero no en la misma cantidad ni calidad. Las proteínas se conforman por bloques llamados aminoácidos, mientras más bloques tenga un alimento, mejor será la calidad proteica. El perfil de aminoácidos contenidos en la leche de vaca difícilmente se encuentra en otras fuentes de proteína, así la leche es considerada una proteína de alta calidad y digestibilidad.
Mantiene la salud ósea
Si bien el calcio es el componente más mencionado en la prevención de osteoporosis, no es el único responsable de la salud de huesos y dientes. El fósforo, el magnesio y la vitamina D, también están involucrados en el cuidado de la salud ósea, y la leche es rica en estos nutrientes. Un vaso de 240 ml de leche aporta un tercio de la ingesta diaria recomendada de calcio.
El calcio no sólo es necesario para mantener huesos y dientes sanos, también es importante para otras funciones como la transmisión de impulsos nerviosos y la contracción y relajación muscular.
Regula el peso
Diversos estudios han relacionado la ingesta de leche con un menor riesgo de obesidad. La leche contiene una variedad de componentes entre los que destaca el tipo de proteína y grasa que pueden contribuir a la pérdida de peso y así prevenir el aumento de peso.
Por otro lado, tanto el ácido linoleico conjugado como el calcio se han relacionado con un menor riesgo de obesidad.
Los productos lácteos, principalmente los fermentados como es el caso del yogur, se asocian con un menor riesgo de diabetes tipo 2. Se cree que el papel protector de los lácteos en el desarrollo de la diabetes tipo 2 se atribuye en gran medida a sus nutrientes, entre los que destaca la proteína.
La leche por su alto aporte de proteína y grasa (en el caso de la leche entera) es un alimento de bajo índice glucémico. El índice glucémico nos indica la velocidad con la que un alimento eleva los niveles de glucosa (azúcar) en sangre.
Un mito sobre la leche
La leche entera es rica en grasa saturada, este tipo de grasa debe ser consumida con moderación en la dieta habitual, sin embargo, uno de los errores más comunes en la ciencia de la nutrición, es contemplar nutrimentos aislados, cuando lo que se debe considerar es el efecto del alimento en su conjunto. Esto se conoce como matriz alimentaria. De ahí que la evidencia sobre el consumo de leche y enfermedades cardiovasculares puede llegar a ser contradictoria.
La leche contiene potasio, magnesio y calcio, que ayudan a regular la presión arterial. Así, investigaciones recientes han encontrado que la ingesta de leche (entera y descremada) no se asocia con enfermedades cardiovasculares ni muerte prematura.
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