Desde el enfoque de la economía láctea circular, esta innovación tiene un potencial disruptivo. El suero de leche, que históricamente ha sido un dolor de cabeza logístico para los pequeños y medianos productores, podría convertirse en una nueva línea de ingresos. El biomaterial desarrollado no solo es biodegradable, sino que aprovecha polímeros naturales presentes en el residuo lácteo para crear películas protectoras y empaques que podrían ser utilizados por la misma industria agroalimentaria, cerrando así un ciclo de producción sostenible.

Para los industriales y analistas, el valor de este proyecto reside en su capacidad para mitigar la huella ambiental del sector. La descarga inadecuada de suero en suelos y cuerpos de agua provoca un impacto ecológico severo; sin embargo, mediante procesos de fermentación y síntesis química controlada, los investigadores de la UAQ logran estabilizar estos compuestos para generar un material resistente. Esta transición de “residuo” a “materia prima” es fundamental para que las queserías cumplan con las normativas ambientales cada vez más estrictas.

La escalabilidad de este biomaterial lácteo es el próximo gran reto para la agroindustria internacional. Aunque el desarrollo se encuentra en etapas experimentales y de prototipado, el interés de las empresas por reducir el uso de polímeros derivados del petróleo es altísimo. La integración de estas tecnologías en las plantas de procesamiento no solo mejoraría la imagen de marca de los productos lácteos ante un consumidor eco-consciente, sino que también reduciría los costos asociados a la gestión de residuos industriales.