“Lechicoleo” convierte lácteos robados en bomba sanitaria con sal, bicarbonato y agua oxigenada para comunidades vulnerables.
El crimen organizado ha diversificado sus operaciones ilegales en México mediante el “lechicoleo”, una actividad delictiva que manipula y comercializa productos lácteos robados y adulterados químicamente, concentrada mayormente en Guanajuato. Los delincuentes interceptan pipas cisternas de transporte lácteo mediante tres modalidades: robo total del contenedor, drenaje parcial del producto dejando vehículos semivacíos, o entrega íntegra con contenido previamente adulterado. Esta sofisticada operación criminal expone vulnerabilidades críticas en la cadena de suministro láctea mexicana, donde la falta de trazabilidad y controles rigurosos permite que producto contaminado llegue al consumidor final sin detección inmediata.
La manipulación química aplicada busca maximizar rentabilidad mediante dilución con agua y sal, incorporación de almidón para simular la untuosidad natural de la leche, y adición de bicarbonato de sodio para neutralizar acidez por descomposición. Este proceso elimina completamente las propiedades nutricionales del lácteo original, entregando un líquido que solo proporciona falsa saciedad sin valor alimenticio. Los criminales extraen sistemáticamente la grasa láctea (componente de mayor valor comercial) y la reemplazan con aceites vegetales, requiriendo sustancias detergentes para lograr emulsión artificial. El resultado es un producto que visualmente parece leche pero constituye una amenaza sanitaria directa.
El riesgo sanitario se agrava porque la leche robada interrumpe su cadena de frío obligatoria, volviéndose ambiente propicio para proliferación bacteriana acelerada. Para contrarrestar la descomposición microbiana, los grupos delictivos incorporan agua oxigenada antes de comercializar el producto adulterado. Los consumidores, principalmente en comunidades de escasos recursos, perciben que adquieren producto fraudulento pero justifican su compra argumentando que sus hijos lo consumen sin efectos inmediatos visibles. Esta normalización del fraude evidencia vulnerabilidad socioeconómica que obliga a familias a priorizar precio sobre seguridad alimentaria.
Las consecuencias sanitarias documentadas van desde complicaciones gastrointestinales agudas hasta exposición a sustancias químicas con potencial cancerígeno a largo plazo. La naturaleza indetectable del fraude para el consumidor común agrava el problema, siendo especialmente preocupante que la comercialización se enfoque deliberadamente en poblaciones vulnerables sin capacidad de verificar autenticidad o calidad. Para la industria láctea formal, esta competencia desleal representa pérdidas mensuales de trece millones de pesos, socavando rentabilidad de productores legítimos que cumplen normativas sanitarias y pagan impuestos.
En ocho meses de operativos, autoridades de Guanajuato han incautado 160 mil litros de lácteos adulterados en Irapuato, León y carreteras circundantes, evidenciando la magnitud industrial del problema. Las recomendaciones oficiales incluyen adquirir leche únicamente en establecimientos formales certificados, verificar que el producto no presente separación anormal de componentes ni emita olor similar a jabón o ácido, y evitar que menores sean los primeros en consumir leche de procedencia dudosa. Para el sector lácteo internacional, el caso mexicano ilustra cómo organizaciones criminales pueden infiltrar cadenas de suministro alimentarias cuando existe combinación de pobreza extrema, débil aplicación de ley y ausencia de sistemas robustos de trazabilidad desde ordeño hasta punto de venta.
Fuente: Reportaje especial publicado por TV Azteca Noticias
Ahora puedes leer las #noticias más importantes en los canales de #Whatsapp de #eDairyNews!!
🇲🇽 eDairy News MÉXICO: https://whatsapp.com/channel/0029VaLDr0G4SpkLXxDY3t2x






