El sector pecuario mexicano, vital para la cadena láctea, presiona para que la revisión del T-MEC en 2026 asegure certidumbre, comercio justo y sanidad ante la amenaza de productos sustitutos.
El sector pecuario mexicano está elevando su voz ante la inminente revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), programada para el año 2026. La principal demanda de los productores y ganaderos, que incluyen a los actores clave de la cadena láctea, es la necesidad de obtener certidumbre y estabilidad en un entorno comercial global cada vez más volátil. Las organizaciones gremiales insisten en que el acuerdo trilateral debe evolucionar para proteger la inversión nacional, asegurar el abastecimiento de insumos y blindar al sector de prácticas comerciales desleales que atentan contra la rentabilidad del campo.
Uno de los puntos más sensibles para el sector lechero es la competencia desleal generada por la entrada de productos sucedáneos o análogos que imitan a la leche, la carne y el huevo. Los productores exigen que el marco del T-MEC sea robusto en materia de regulación y etiquetado, garantizando que los alimentos genuinos no sean desplazados por sustitutos de menor valor nutricional que confunden al consumidor. Para los analistas de mercado, asegurar la transparencia en la comercialización de productos lácteos es fundamental para defender el precio y la calidad de la leche cruda nacional.
Además de la defensa contra los sucedáneos, el sector pecuario insiste en la necesidad de fortalecer los pilares de sanidad e inocuidad de los alimentos. El estatus sanitario logrado por México es un activo estratégico que permite acceder a los mercados más exigentes, y debe ser protegido y promovido a nivel trilateral. Los ganaderos buscan que se establezcan mecanismos de cooperación más ágiles para el control de enfermedades y la trazabilidad del ganado, aspectos esenciales para mantener la confianza de los consumidores y los socios comerciales en la proteína animal mexicana.
Otro aspecto crítico en la agenda de la revisión es la seguridad en el abasto de insumos esenciales. El sector ganadero, incluido el tambo, depende en gran medida de las importaciones de granos y oleaginosas (como maíz y soya) para la alimentación del ganado. Por ello, se busca que el T-MEC contemple mecanismos que mitiguen el impacto de la volatilidad de precios de estos commodities internacionales, proporcionando una base de estabilidad en los costos de producción que es indispensable para la viabilidad económica de las granjas lecheras.
En resumen, la postura del sector pecuario mexicano ante el T-MEC 2026 es clara: el tratado debe ser un vehículo para la certidumbre y el crecimiento justo. La defensa de la leche genuina frente a los sustitutos, el reforzamiento de la sanidad animal y la garantía de abasto de insumos forrajeros son las prioridades que determinarán la competitividad y el futuro de la ganadería lechera y el resto del sector primario en el contexto norteamericano.
Fuente: Para más detalles sobre las demandas y la postura del sector pecuario ante la revisión del tratado de libre comercio, consulta la nota original en Ganadería.com.
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