El nuevo sistema de alimentación se basa en el uso de forrajes más nutritivos y en la reducción de la dependencia de los alimentos balanceados tradicionales, que suelen tener un costo elevado. Al optar por una producción más orgánica y sostenible, los productores no solo reducen sus costos de insumos, sino que también mejoran la salud de sus vacas y la calidad de la leche. Este enfoque es atractivo para los consumidores que cada vez más valoran los productos lácteos provenientes de granjas que respetan el medio ambiente y el bienestar animal.

El impacto de esta iniciativa va más allá de la producción lechera. El modelo de alimentación sustentable contribuye a la salud del suelo, a la reducción de la huella de carbono y al uso más eficiente del agua, recursos vitales para el sector agropecuario. Al adoptar estas prácticas, los productores de Tlaxcala están invirtiendo en el futuro de sus tierras y en la resiliencia de su industria láctea frente al cambio climático y otros desafíos ambientales.

La experiencia de los productores de Tlaxcala es un llamado a la acción para que otros ganaderos de México y del mundo consideren la sostenibilidad como una oportunidad de negocio. La leche producida de manera sustentable puede tener un valor agregado en el mercado, lo que podría traducirse en un mejor precio para los productores. Este enfoque no solo es bueno para el planeta, sino también para el bolsillo de los ganaderos y la rentabilidad de las empresas lácteas que decidan apoyarlos.