La importancia de esta expansión para el sector lácteo nacional es dual. Por un lado, el programa Liconsa es uno de los mayores compradores de leche cruda a productores mexicanos, lo que asegura un mercado estable y volumen de compra que beneficia directamente a la ganadería nacional. Al incrementar el número de lecherías y de beneficiarios, se refuerza la demanda interna de leche cruda de origen nacional, inyectando liquidez y certidumbre económica a la cadena de suministro láctea.

Desde una perspectiva de salud pública, la leche que distribuye Liconsa es un producto fortificado con micronutrientes esenciales como Hierro, Zinc, Ácido Fólico y Vitaminas $\text{A}$ y $\text{D}$. Este valor agregado es crucial para combatir la anemia y la desnutrición en poblaciones infantiles, adultos mayores y mujeres gestantes, que son los principales beneficiarios. El acceso regular a esta leche de alta calidad juega un papel preventivo fundamental en el desarrollo físico y cognitivo de los niños en estas comunidades.

La apertura de las nuevas lecherías no es solo una cuestión de distribución, sino también de infraestructura social. Estas instalaciones se convierten en puntos de referencia comunitarios que garantizan la frescura y la disponibilidad del producto. El modelo de distribución subsidiada asegura que el costo del producto sea accesible incluso para las familias con menores ingresos, cumpliendo el mandato constitucional de garantizar el derecho a la alimentación nutritiva, suficiente y de calidad para todos los mexicanos.