La implementación del programa en Nava y otras regiones de Coahuila tiene un doble impacto, no solo en la seguridad alimentaria, sino también en la economía regional. Al focalizarse en la distribución de leche a precios subsidiados o de forma gratuita, el gobierno federal asegura que la nutrición de la población más necesitada no se vea comprometida por las fluctuaciones del mercado. La leche fortificada suministrada, rica en vitaminas y minerales, es una herramienta esencial en el combate contra la desnutrición y en el fomento de una alimentación saludable en las comunidades.

La operación de Liconsa en estos programas exige una cadena de suministro láctea robusta y eficiente. La capacidad de la industria láctea mexicana para absorber y procesar los volúmenes requeridos por el programa social es crucial. Esto genera un incentivo directo para los productores lecheros nacionales que buscan un comprador confiable con capacidad de pago, promoviendo indirectamente la inversión en infraestructura de acopio y procesamiento. La eficiencia logística en la distribución a los centros Liconsa en lugares como Nava es clave para el éxito.

La expansión del Leche para el Bienestar se enmarca en la meta gubernamental de fortalecer la soberanía alimentaria del país. Al privilegiar la compra de leche nacional a los productores, el programa no solo apoya al consumidor, sino que también consolida un mercado interno fuerte. Este periodismo de datos revela que el uso estratégico de los programas sociales puede ser un motor de desarrollo para la agroindustria, siempre y cuando se aseguren la transparencia en la compra y la calidad de la leche que se destina a la población.