El estrés térmico reduce hasta 10 % la producción lechera incluso en granjas tecnificadas.
El calor extremo se ha convertido en una amenaza creciente y preocupante para la producción de leche en todo el mundo, poniendo en jaque a la industria láctea global. Las altas temperaturas no solo afectan directamente el bienestar de las vacas lecheras, sino que también disminuyen su productividad, impactando la oferta y, potencialmente, elevando los precios de los productos lácteos. Este desafío climático exige una adaptación urgente por parte de la agroindustria para mantener la estabilidad de la economía láctea global.
El estrés térmico en el ganado es un fenómeno bien documentado que reduce el consumo de alimento de las vacas, afecta su reproducción y disminuye la cantidad y calidad de la leche producida. Para los productores de leche, esto se traduce en pérdidas económicas significativas y en la necesidad de invertir en sistemas de enfriamiento, ventilación y sombra, lo que aumenta los costos operativos. La resiliencia de las granjas lecheras está siendo puesta a prueba como nunca antes.
Este escenario climático adverso genera una doble presión sobre el sector lácteo internacional. Por un lado, la reducción en la producción de leche afecta la disponibilidad global de un alimento esencial. Por otro, los mayores costos asociados a la mitigación del calor extremo pueden trasladarse al consumidor final, impactando la asequibilidad de los lácteos y afectando la seguridad alimentaria en diversas regiones.
La respuesta a esta amenaza global debe ser multifacética. Implica el desarrollo de razas de ganado más resistentes al calor, la implementación de tecnologías de manejo ambiental en las granjas, y la investigación en estrategias nutricionales que ayuden a las vacas a manejar el estrés térmico. Los analistas del sector coinciden en que la adaptación al cambio climático es una prioridad ineludible para el futuro de la producción lechera.
En definitiva, el calor extremo no es solo un problema ambiental, sino una amenaza económica y alimentaria directa para la industria láctea. La capacidad de los productores, las empresas y los gobiernos para implementar soluciones innovadoras y sostenibles será clave para garantizar la continuidad del suministro de leche y derivados en un planeta que se calienta. El futuro de la economía láctea global depende de nuestra capacidad de adaptación.
Fuente: Para un análisis más profundo de este desafío, consulta la nota original en ExpokNews.
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