Ancelotti trabaja desde hace tiempo en la élite del futbol mundial, pero de niño y joven, en un entorno humilde se dedicó junto a su familia a criar vacas y hacer quesos duros.
“Teníamos diez vacas que nos daban leche con la que hacíamos queso parmesano. El problema es que transcurría un año desde que lo preparábamos hasta que estaba listo para venderse, así que mi padre vigilaba atentamente nuestra economía durante todo ese año en espera de que entrara más dinero”, explica el técnico italiano en uno de los varios libros que ha publicado.
«Reggiolo es un pueblo pequeño de la Padania, en el norte. En verano tiene mucha humedad y mosquitos; en invierno hace mucho frío. Para mí es uno de los sitios más bonitos del mundo. Mi padre tenía tierras y vacas. Es tierra de queso. Te pagaban después de un año, así que mi padre debía arreglar todo eso. Yo no entendía qué pasaba, pero mi padre estaba muy tranquilo. La familia estaba muy unida. Eso está en mi carácter», destacó.
En aquella paciencia artesanal para el queso, en el valor del tiempo para armonizar las cosas, no me cuesta encontrar trazas del actual Real Madrid, detalla el periodista Sergio Cortina en el portal As.com.
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