Durante la crisis de 2023, muchos productores de leche enfrentaron bajos precios y dificultades para colocar su leche cruda, poniendo en jaque su subsistencia. Fue en este escenario adverso donde surgió la iniciativa de crear una marca propia, controlada por los ganaderos, que les permitiera procesar y comercializar directamente su producción lechera. Este modelo verticalmente integrado eliminó intermediarios, asegurando un precio más justo para el productor y un producto más accesible para el consumidor.

El crecimiento exponencial de esta marca local de leche es un testimonio de la demanda por productos lácteos de calidad, con un valor percibido y, a menudo, un origen más directo. Al apostar por la colaboración entre productores, la eficiencia en el procesamiento y una distribución inteligente, lograron no solo sobrevivir a la crisis, sino prosperar y convertirse en un actor significativo en la industria láctea nacional.

Para los analistas del sector lechero internacional, este fenómeno es un claro ejemplo de cómo la innovación en la cadena de valor puede transformar un mercado en crisis. Resalta la importancia de la autonomía de los productores, la búsqueda de nuevos modelos de negocio y la capacidad de las iniciativas locales para competir con los grandes conglomerados, impactando positivamente la economía lechera y la seguridad alimentaria regional.