La leche de vaca es un alimento básico que aporta energía y nutrientes imprescindibles en mayores cantidades que sus alternativas vegetales.
Por qué la que la leche de vaca es más saludable que la leche de avena
No importa la edad: todo el mundo puede beneficiarse del sabor y bondades para la salud que ofrece la leche de vaca./ Foto: Pexels.

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En tu infancia la bebías a todas horas. Fría y caliente, sola y chocolateada. La leche de vaca era la estrella de tus desayunos y meriendas, y no había noche que te fueras a la cama sin un último (y gran) vaso que te ayudara a conciliar el sueño. Pero llegada la adolescencia, su consumo se tornó cada vez más testimonial para, ya en la edad adulta, acabar desterrado definitivamente. De hecho, son ya muchos los años que llevas complementando tus cafés e infusiones con bebidas vegetalesNo queda ni rastro de esa leche de vaca que antaño era tan indispensable. Lo que podría ser un error.

El ser humano, muy especialmente en Occidente, lleva milenios tomando leche de origen bovino. A todas las edades. Lo que, superada la niñez, resulta cada vez menos común. También en nuestro país, en el que el consumo de este tipo de leche se ha visto reducido en un 23% en la última década.

Pero cuidado: como recuerda Rocío del Pozo, dietista-nutricionista en el Consultorio Médico Los Ángeles de Madrid, «la leche de vaca es un alimento básico que aporta energía y nutrientes imprescindibles en todas y cada una de las etapas de la vida». Te contamos por qué debes elegirla sobre sus alternativas vegetales, caso de la leche de avena.

La leche de vaca es muy rica proteínas. Sobre todo en caseína, que supone cerca del 80% de su contenido en proteínas y que, como ha observado la Universidad Real Veterinaria y de Agricultura de Dinamarcamejora la absorción de minerales esenciales para el organismo como el calcio o el fósforo. Y a ésta se aúna el suero de leche, que completa el 20% restante y que según revela un estudio de la Universidad Konkuk en Seúl tiene un alto contenido en aminoácidos como la leucina, la isoleucina y la valina.

Pero, ¿qué pasa con sus alternativas? ¿No tienen proteínas? Pues sí, pero en menor cantidad. Rocío del Pozo explica que «100 mililitros de leche contienen en torno a 3,4 gramos de proteína, siendo esta cifra únicamente igualable, aun resultando ligeramente inferior, en el caso de la bebida de soja». Por su parte, la leche de avena se acerca a los 2 gramos, mientras que otras alternativas como las leches de avellana o arroz se quedan muy por detrás.

También es fuente de calcio, mineral que resulta absolutamente imprescindible para una buena salud ósea y que, además, juega un papel fundamental en el funcionamiento de los nervios y músculos. La pregunta entonces es: ¿cuánto calcio tiene que tomar al día una persona adulta? Pues según los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos, entre 1.000 y 1.200 mg, lográndose más de un tercio de esta cantidad con el consumo de un único vaso de leche.

La vitamina B12 o cobalamina es esencial para un funcionamiento adecuado del sistema nervioso y la producción de glóbulos rojos. Pero hay un problema: su absorción se ve reducida con el paso de los cumpleaños. Así que para garantizar una ingesta adecuada, pocas cosas son mejores que la leche de vaca, pues «un vaso aporta en torno al 50% de la cantidad diaria recomendada de esta vitamina», destaca la experta.

Aún hay más: contiene vitamina B2 o riboflavina, que como revela el Instituto de Salud y Medicina Ambiental de Tianjin está directamente ligada al metabolismo y la obtención de energía; y con la toma de un vaso se obtiene en torno a una tercera parte de la cantidad diaria recomendada de yodo, mineral indispensable para una buena salud hormonal.

Así que ha llegado el momento de volver a la leche de vaca. Y es que aunque hayan sido suplementadas y como alerta una investigación de la Universidad de Minnesota, sólo un 12% de las bebidas vegetales comercializadas –cuando menos en Estados Unidos– contienen unas cantidades de proteína, calcio y vitamina D comparables a las de la leche producida por las vacas.

Y en caso de que presentes intolerancia a la lactosa –la actividad de la enzima que la digiere, la lactasa, se ve normalmente reducida con los años–, tienes leches comercializadas en las que se ha eliminado este carbohidrato.

Como concluye Rocío del Pozo, «no importa que seas niño o adulto. Todo el mundo puede beneficiarse del sabor y los efectos positivos para la salud que nos ofrece la leche de vaca».

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